lunes, 22 de agosto de 2011

La sombra del sol (malos entendedores go home)

Hace un tiempo me indentifiqué con la reina de bastos.
Tiene la antorcha en la mano y va iluminado ahí donde haga falta.
La reina tiene una sombra propia dibujada por la luz de su llama.
Anduve en una época con bastón, y me sentía poderosa con mi báculo a pesar de que lo necesitaba como sostén físico.
Sé que llevo la paz conmigo.
Me lo han dicho.
Hay que aceptarlo.
En fin.
Ahora no se porqué me cabe el sol.
Voy iluminando donde caiga.
De frente luz, atrás sombra.

El sol devela la sombra.
Día y noche.
Y como dijo Jung hay que conocer la sombra y amigarse con ella.

La reconciliación con la sombra trae inevitablemente la paz.

El asunto es que no le encuentro la sombra al sol.
Si el sol gira siempre brilla.
El sol no atardece.
Está suspendido en el espacio con nada que lo opaque.
Se debe estar a cierta distancia del sol.
A la distancia óptima todo es posible, pero más cerca o más lejos es mortal.
Solitario destino el del sol y su brillo.
La sombra del sol es una de esas cosas imposibles de pensar.
Estaré entonces al borde de una dimensión desconocida?
Quíen sabe?

La autoestima alta te hace blanco fácil de los hondazos.


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