martes, 23 de febrero de 2010

La edad

La edad de algo es el tiempo que hace que existe.

Edad es una etapa arqueologica, lo que no tiene ninguna importancia para casi todos.

La edad de la gente es un item importante en las preocupaciones de todos.

Mi edad, tu edad, la edad de los démas.

La edad pesa porque su peso no esta en la edad propiamente dicha, esta en el complemento.

La edad es es el tiempo que uno hace que esta en la vida, no se puede indicar en una sola palabra lo que que nos falta por vivir. Podria usarse un simbolo matematico pero el procesador de texto no lo tiene.

La edad es una verdad.

Cuantificable, medible, observable, recordable, propia.

Lo que nos falta, guarda, guarda, guarda. Si nos atrevemos a meditarlo podria arruinar el momento si no se esta preparado. Asi que mejor desistir en este amable momento literario.

Hay gente de todas las edades ya que la etapa fertil de los humanos dura decadas entonces todo el tiempo esta naciendo gente nueva. La que ya nacio sigue creciendo hasta cierto punto y luego envejece.

Es inevitable crecer es una ley biologica, no se puede cambiar.

Ser viejo, bueno... basicamente tampoco, las arterias se van tapando, las neuronas se van muriendo y las articulaciones atrofiando, pero mal que mal se la puede pilotear para posponerlo.

Tampoco se puede evitar acumular experiencia a menos que no se viva.

Vivis, vivis, experimentas, experimentas, aprendes, enseñas, erras, acertas, te perdes y te encontras eso te hace crecer, mas grande.

Es un poco mas sencillo, mas fácil, si se procede bien hasta inevitable transformase en un viejo de esta manera.

Las heridas causada por la experimentación pueden transformase en huellas agradables con la filosofía correcta.

Convivimos gente de todas las edades.

Simplificación simple si pensamos en números. Hay gente de 2 años o de 20 o de 95.

Pero no todo es cuestión de un número.

La condición de ser jóven la da la capacidad de elevarse, el joven se eleva y mientras se eleva se mantiene jóven.

Una vez que el jóven creció puede desistir su interés en elevarse y puede estancarse.

Estancarse es la condición del viejo.

Lo estancado no fluye y se pudre, eso lo hace un viejo podrido.

Terrible.

En el momento de llegar a la cima, el jóven tiene que tomar la desición dificultisima de bajar.

Puede elegir quedarse ahí, con todo lo obtenido.

Si se queda es fácil, la descomposición es natural y no hay que hacer nada.

Si se anima a seguir tiene que bajar

Tiene que bajar por el otro lado, no es el conocido por el que subió.

Incertidumbre.

Angustia de hallarse perdido.

Ansiedad por encontrar su sentido.

La desconcertante sensación de hallarse perdido en el infierno sin luz, sin guía, cargando con todo lo obtenido que no sirve de nada ahora.

Se pierde tanto, tanto, tanto, tanto que no tiene vuelta atrás.

Profundo, profundo, mas profundo cada vez.

Tan profundo que los ojos no ven y desarrolla una nueva vista para ver las invisibilidades de las profundidades.

En esa visión ciega encuentra un ovillo invisible y empieza a tejer algo con sentido.

Eso que teje lo abriga y sigue hacia arriba, otro arriba, feliz otra vez.



(Hasta ahí se yo nomás)




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sábado, 20 de febrero de 2010

El obseno placer de enseñar.

Enseñar es un placer solo comparable al placer de aprender.
Enseñar es un arte, una ciencia, una religión, un sacerdocio.
Enseñar es magia.
No hace falta que te enseñen a enseñar.
Basta con alguna vez haber aprendido algo.
Hay que observar algun aprendizaje propio o ni siquiera, el método surge automaticamente.
El que quiere aprender algo que no sabe obliga al que sabe a enseñarselo.
El que lo sabe no tiene otra opción que enseñarselo.
Es casi una violación mental.
Una violación consentida.
Te concedo mi saber para que disfrutes tu aprender y a la inversa.
Aprender es un vicio. Enseñar tambien. Imposible enviciarse con uno sin enviciarse con el otro.
Son los complementos perfectos de una figura circular que cierra en la mente.
La mente se abre y se cierra en un eretismo placentero.
Enseñar y aprender son placeres casi obsenos pero bien vistos.
Los buenos enseñadores y los buenos aprendedores se entregan a consumar el acto sublime.
El mundo desaparece en el momento en que las mentes se abren para intercambiar sabiduría.
El fluir es de doble via. Equilibrado, armonico, balanceado.
El enseñador detecta al aprendedor sin que lo sepa ninguno de los dos.
La necesidad de llenar algo que le falta es incontrolable.
Incontenible. Urgente.
Tal vez el que va a aprender ni se haya dado cuenta que tenia ese hueco, pero el eseñador de alguna manera lo sabe, lo intuye, lo ve magnificamente claro y se lanza a llenarlo.
El aprendedor puede forcejear un momento, finalmente cede.
Nadie se resiste mucho al placer de aprender.
Es un placer que no produce frutos pero de alguna manera llena.
Satisface doblemente.

miércoles, 17 de febrero de 2010

El plan

El plan.
Otra vez el plan.
No deja de sorprenderme el no plan.
No es simple ponerse en la posición de no plan.
La tentación es planificar.
Crear expectativa.
Desear es divertido.
Hay cosas que no se sabe que se quieren y no van a ocurrir nunca buscandolas basicamente porque no se va a hacer nada por obtenerlas.
Es simple.
Si se quiere algo que no se sabe que se quiere la única forma de materializarlo es el no plan.
Ahora evadirse del vicio de proyectar. Bueno... no es tarea fácil adoptar la postura.
Es en apariencia mas seguro aferrarse al deseo de lo que se sabe y tratar de modificar la realidad para que suceda.
Agotador.
Frustrante.
Uno se aferra a las dos o tres veces que algo sucedio por la manipulación real.
Pamplinas... fue la casualidad... muy poco puede hacerse de verdad con la voluntad.
Relajarse y dejarse llevar va en contra de la educación impuesta o autodidacta.
Se aprende de los aciertos y los errrores.
Pero de alguna manera la lógica prevalece y por dos aciertos que se hayan hecho, casuales seguramente se adopta la regla de preveer.
Deseducarse.
El plan es deseducarse.

El mejor plan otra vez es no tener plan.

lunes, 15 de febrero de 2010

La Libertad

Hay una fragata que se llama Libertad, es la fragata en la que zarpan, cuando se reciben los marinos de la Armada, a un viaje para dar la vuelta al mundo.
A bordo de la Libertad se circunavega el mundo cuando ya se esta listo para navegar.
La navegación a vela implica un montón de entrenamiento, conocer las leyes de los vientos y los mares, conocer al resto de la tripulación que te acompaña. Si se viaja a vela hay que coordinar los movimientos con los compañeros para que la nave funcione.
La Libertad requiere conocimiento y compañerismo.
Viajar solo a bordo de la Libertad no es posible.
De cualquier manera no es la única manera de viajar.

Caminar es otra forma de viajar.
Se puede hacer solo. No hace falta nada mas que uno y sus piernas.
Das un paso luego otro paso, paso tras paso, un asiento por momentos, un reposo, un catre.
Lento es mas lento.
Se conoce la tierra pero no se conoce el agua. Habría que nadar.
Nadie nada nada.
Caminar caminan pocos.
Los accidentes geográficos a veces son incruzables solo con la fuerza del cuerpo propio limitado por el poder muscular desentrenado.
Nadie entrena nada.
Caminar tiene un limite.
No se puede dar la vuelta al mundo caminando. En un momento te encontrás con el agua y no se puede estar en el agua mucho tiempo. La temperatura te mata.

Volar.
Ahí esta.
Subir, remontarse.
Ver todo desde arriba.
Salir de un punto y dar la vuelta sin chocarse con nada para regresar al mismo punto.
Cerrar el circulo.
Elevarse.

Si la Libertad volara sola con el poder del propio cuerpo seria la máquina de viajar perfecta.