miércoles, 7 de septiembre de 2011

Mal de ojo

No fue que siempre creí en la magia, aunque en algunas cosas creí siempre.
En la prehistoria me agarraba cierto dolor de cabeza inusual, latiente, en la coronilla que mi madre se lo atribuía al mal de ojo.
El ojeo, la mirada de alguien, que tal vez no fue mal intencionada pero desconfigura el aura provocando esa incomodidad.
Yo ya sabía cuando estaba ojeada y mi mamá me aplicaba su conjuro secreto haciéndome cruces en la frente y rezando en secreto una oración cuyas palabras se llevo consigo.
No creía en la magia todavía pero igual el tratamiento me era efectivo.
Me siguieron mirando, obvio, imposible no hacerlo y sin alguien de confianza que me cure tuve que capacitar a mi entorno para que lo haga, dando como única directiva "hace lo que quieras pero curamelo"
Más que nada funciona por una cuestión de mi fe como paciente.
Al perder densidad le fui encontrando fundamento a la patología.
Es así.
De momento puedo diagnosticarlo, bostezo con intensidad inevitablemente frente a un caso.
No sé, es eso lo que pasa.
Aún no logro cortarlo, ensayo conjuros varios, hago las cruces en las frentes, la investigación es mas que nada por prueba y error.
A lo mejor me falta estar mas arriba, o encontrar alguien que me enseñe y me pase el poder.
No sé, de momento no sé como es pero si se elige reventar antes que creer va a ser imposible.

1 comentario:

  1. estimada, te ofrezco compartir mis saberes. Curo, muy bien dicen las/los que me tienen fe. Deberíamos vernos en navidad, o el domingo de pascuas, la tradición dice que solo en esos momentos se puede transmitir el método. Besos Lucia.

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