jueves, 13 de octubre de 2011

Pedagogía del sufrimiento

A uno lo educan y uno educa.
Nadie sabe como se lo hacen y como se lo hace a los demás.
En la cancha se ven los pingos.
Te enseñan, aprendés entonces todo bien, ahora no aprendes... zácate Zárate... un palazo.
Resulta ser que ese entrenamiento es para siempre, difícil de independizar.

Para ver si aprendiste te examinan.
Zárate no aprendió, zácate... sufrí Zárate.
Así años y años.
Claro, lo primero que aprendés es que si no sabés vas a sufrir si no pasas el examen.
Con el tiempo te das cuenta que si no aprendés va a venir el zácate y hay muchas probabilidades de que no aprendas.
Parecería que si sufrís vas a aprender mejor la próxima.
Claro, si sufriste para evitar el sufrimiento te vas a esmerar en aprender.
Así que para prevenir, por alguna razón empezás a sufrir antes de que te examinen.
Una cábala.
No sé.
Un reflejo condicionado.
Capaz.
Sí saber es tan lindo porque me han arruinado el inconsciente con eso.

Cuando empecé a enseñar me propuse ser la maestra que me hubiese gustado tener a mi.
Ojalá lo haya logrado.
La macana es que me voy a enterar en 30 años.

2 comentarios:

  1. No hay nada que enseñar. La escuela se terminó. Si no entendemos eso caemos en la idea de ser los iluminados que impartirán el conocimiento que terminará por abrirle las puertas del universo a los desdichados que caminan por la senda de la oscuridad y eso sería una pena…
    Ahora caminamos junto a jovenes que comparten un espacio junto a nosotros.
    Nada que enseñar, por mas que la sociedad se escandalice...
    Ningun camino a señalar.
    “El maestro no enseña lo que sabe, sino que enseña lo que es”
    No se puede a esta altura pretender que alguien va a transitar un camino señalado porque le dicen que es el mejor, la experiencia de transitarlo es el aprendizaje y en eso estamos todos en el llano, aunque todavía esté en el inconsciente colectivo la jerarquía profesor-alumno. La escuela se trasladó al teatro de la vida y queda en cada uno trasmutar su rol al de héroe.
    Ya no me preocupa equivocarme al pensar que alguien puede ser más feliz evitando el sufrimiento ¿acaso no es parte de la vida? ¿acaso mi clase puede ser tan ambiciosa? Pretender hacer de una experiencia propia la enseñanza ajena es casi como arruinarle la vida a quien sea, mis alumnos no me dan lástima por más dura que pueda ser su vida y sé que no está en mis manos cambiar ese destino, sino que es una elección personal de ir abriendo puertas con valentía para atravesarlas…
    Elecciones…
    Ponele…
    Jorge.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ponele...
      El asunto no es evitarle el sufrimiento, eso es imposible, pero para que provocarles sufrimiento por no haber aprendido algo, muy probablemente inútil para la vida, y encima que aprendan a sufrir antipadamente.
      Es así.

      Eliminar