martes, 14 de diciembre de 2010

La conversación

La conversación es la expresión mas pura de la inteligencia.
El que es inteligente puede conversar y sentir el placer, orgásmico, de sentir la inteligencia de otro que simultáneamente siente la nuestra.
La conversación conecta las almas, las hace vibrar, las hace desestructurar y reestructurar en una forma nueva sin perder la estructura original, es raro. Pero nadie queda igual después de una conversación de verdad, pero tampoco deja de ser uno.
Las ideas hiladas, las palabras correctas, las frases armadas mágicamente de manera de escuchar con otra voz y otra perspectiva los mismos pensamientos de uno es bárbaro.
La conversación enriquece. Enriquece el alma. La eleva.

El problema es encontrar el interlocutor.

El interlocutor debe ser inteligente, ingenioso y sensible.
Lo difícil es detectarlo.
Para detectarlo hay que conversar mucho en vano.
No importa, todas las conversaciones son valiosas.
Nunca buscarlo. Aparece espontáneamente en una conversación.
Para revelarlo las conversaciones propuestas deben ser sinceras, nunca hay que falsear las opiniones, en especial las ideológicas.
No es necesario que la posición frente a un tema sea la misma, todo lo contrario, regodearse entre las rosas de la coincidencia no eleva, degrada. La disidencia enaltece.
El pensamiento es el mismo pero el punto de vista diferente es lo que educa la inteligencia, en el proceso desestructuración- asimilación- adaptación piagetiano.

El tema.
Para detectar al interlocutor, si es que uno esta sediento de conversación, hay que manejar minimamente la conversación.
El tema debe ser neutral.
Empezar hablando de política o de deportes es fatuo, solo llevara a un punto de frases hechas y defensas fanáticas que nada revelaran del interlocutor.
Lo mejor son los comentarios triviales sobre el clima, el precio de la canasta familiar, el transporte público, en fin, lo menos relevantes posibles, para que se tenga mucha posibilidad de que el posible interlocutor este de acuerdo con uno. El objetivo es captar al interlocutor antes de conversar de verdad, y si desde el vamos se genera la tensión de la disidencia lo mas probable es que nunca logremos la conversación.
Los comentarios sobre temas irrelevantes, revelan paradójicamente la capacidad de conversación, revelan el ingenio principalmente, y sobre todo si tiene vocación de conversador como uno. Hay gente a la que no le fue revelado el placer de la conversación y prefiere solo mostrar su opinión, en un triste y poco atractivo monologo; de estos hay que huir raudamente.
Una vez conectado con el interlocutor las posibilidades son realmente infinitas y el hallazgo no tiene precio.

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