Rechazar invitaciones, rechazar brindis, rechazar un festejo obligado hipocríta.
Me fui a la pileta, volvi, mire la heladera y solo tenia media caja de ravioles marca Coto.
Joya.
Un no plan impensado.
Sali a comprar un helado para el postre y aparece mi verdadero padre, impecablemente vestido, engominado y endomingado para ir a festejar la navidad con mi hermanastra.
Arruinaba su apuestez el gesto desencajado.
-¿Vos estas? Me pregunto. Su hermano verdaderamente discapacitado quedaba solo en esta nochebuena, todos se habían borrado.
- Yo no hice ningún plan, quiero hacer un experimento como te conte ayer, eso de que capaz que en la nochebuena ocurre un milagro.
- Entonces quedate con Pipi (mi tío)
- Como no, con mucho gusto.
Abrió su billetera y me dio plata, inútil acto que acepte igual.
- Te acompaño a comprar empanadas.
- No hace falta. Le dije.
Me acompaño igual y me conto sus cuitas, sus culpas y desazones.
Nochebuena 21 hs, todo cerrado obvio.
Volvimos y le dije que hiciera lo que tenía que hacer que no se preocupara.
Agarre a mi tío lo subí a mi super auto y salimos buscar una heladería.
La tercera estaba abierta.
Volvimos.
En la mesa de mi casa mi papá me habia armado una cena reposta y despúes se fue.
Comimos, hablamos, miramos el recital de Shakira y Jonas Brothers y Sherk 2
Brindamos con Dr Lemon.
Se me pianta un lagrimón ahora.
Por eso me vine a escribir esto.El milagro fue eso, no hacer nada y que la casualidad provoque situaciones que te conmuevan.
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