viernes, 24 de diciembre de 2010

Milagro navideño

Pensaba experimentar quedarme sola en mi casa.

Rechazar invitaciones, rechazar brindis, rechazar un festejo obligado hipocríta.

Me fui a la pileta, volvi, mire la heladera y solo tenia media caja de ravioles marca Coto.

Joya.

Un no plan impensado.

Sali a comprar un helado para el postre y aparece mi verdadero padre, impecablemente vestido, engominado y endomingado para ir a festejar la navidad con mi hermanastra.

Arruinaba su apuestez el gesto desencajado.

-¿Vos estas? Me pregunto. Su hermano verdaderamente discapacitado quedaba solo en esta nochebuena, todos se habían borrado.
- Yo no hice ningún plan, quiero hacer un experimento como te conte ayer, eso de que capaz que en la nochebuena ocurre un milagro.


- Entonces quedate con Pipi (mi tío)

- Como no, con mucho gusto.

Abrió su billetera y me dio plata, inútil acto que acepte igual.

- Te acompaño a comprar empanadas.

- No hace falta. Le dije.

Me acompaño igual y me conto sus cuitas, sus culpas y desazones.

Nochebuena 21 hs, todo cerrado obvio.

Volvimos y le dije que hiciera lo que tenía que hacer que no se preocupara.

Agarre a mi tío lo subí a mi super auto y salimos buscar una heladería.

La tercera estaba abierta.

Volvimos.

En la mesa de mi casa mi papá me habia armado una cena reposta y despúes se fue.

Comimos, hablamos, miramos el recital de Shakira y Jonas Brothers y Sherk 2

Brindamos con Dr Lemon.

Se me pianta un lagrimón ahora.

Por eso me vine a escribir esto.

El milagro fue eso, no hacer nada y que la casualidad provoque situaciones que te conmuevan.

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