miércoles, 13 de abril de 2011

Inspiración

Es de mala educación preguntarle al escritor el nombre de su musa y seguramente te terminarás desilusionando.

La inspiración no viene de la nada o de nadie.
La mayoría de las veces se hace lo que se hace por la propia satisfacción egoísta.
Autocomplaciente, onanista.
En otras para complacer a alguien.
Hacer un homenaje sofisticado a quien se estima en demasía.
Tal es la sofisticación lograda con la inspiración que inspira lo amado hace que cada observador quisiera ser la musa inspiradora.
Ser destinatario de esos versos o de ese monumento tan logrado.
Buscará entre sus líneas un detalle que le de certeza a su fantasía y por alguna razón mágica lo hallará, fanatizandose.
El amor es una droga dura, y si es en bajas dosis no se notarán los efectos colaterales adversos.
Si querés ser best seller: Nunca reveles el nombre de tu musa.
Así todo el mundo se siente identificado y caerán en la adicción segura

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