jueves, 24 de marzo de 2011

Asilo

Dar asilo.
Si uno cuenta las cosas que hace la gente que no entiende puede malinterpretar.
Allá ellos.
El permiso se lo da uno y si quiere avisa o no, la preocupación ajena genera culpa innecesaria.
Uno se divierte con la compañía extraordinaria.
Es así.
Comes pizza, fumas habanos, miras videos de falsetes de ópera, tomas licor casero de café, desculas a la medianoche como hacer un truquito con el power point y te reís con suficiente intensidad.
Si te asilan en todas las ciudades importantes del mundo y es lindo la inversa también lo es.
La intensidad de la vida propia la maneja cada uno con su volante dirigido con muñeca temeraria.
Podes cerrar los ojos y darle el volante a otro, pero guarda el derrape hacia la barranca del aburrimiento.
Un chofer cobarde tomará un camino predecible.
Si tenes una casa con habitación de húespedes no queda otra mas que asilar.
¿Cuál es?
El único requisito es tener un piyama presentable.

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