martes, 8 de junio de 2010

Entorno purificado.

Hay vicios que se te enquistan, vicios, viciosos, recurrentes de décadas.
El vicio de anexar gente que a vos como ni que te van ni que te vienen, porque les caes bien, algo que a la gente le pasa porque, pobres, no le queda otra que admirarte.
Luego trataran de imitarte y no podrán y no les quedará otra que envidiarte.
Pobre de uno, de vos, de todos.
Así y todo el vicio persiste y mantenemos nuestro entorno, aún a fuerza de esfuerzos herculeos.
Humanos somos.
Viciosos.
Todo vicio llega a un punto en que nos harta y nos urge abandonarlo.
Duro trabajo, seria preferible limpiar los baños de la estación de trenes de Constitución.
Asqueroso.
La ventaja es que la envidia hace resbaladizos a los sujetos y estos se despegaran solos automaticamente de un tirón, como la cera de depilarse, un auch! y fueron.
Pasado el auch!
Auch! Auch! Auch!
Todo va a estar mas suave como una pierna depilada.



En el fondo me la creo un poco... mejor para mi... creo que tendria que disimularlo un poco.


Creo que cuando releea esta entrada la voy a quitar.

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