lunes, 7 de junio de 2010

La debacle

La debacle, las debacles.

Uno esta bien, joya... pero de repente... Zacate! Zarate! El hondazo certero, en general proveniente de la gilada, que te desestabiliza, te hace caer como un chorlito del la rama mas alta del gualeguay de tu casa.
Ante la debacle se pueden hacer dos cosas que te las manda el instinto.
Defenderse atacando o defenderse escondiéndose.
Dura la desición y lo peor es que ni siquiera la toma uno a conciencia.
La gilada te amenaza, te intimida, la gilada es la gilada pero es peligrosa como mono con navaja.
Salir a pelear da la satisfacción de estar haciendo algo, pero te expone a la navaja, no se puede pelear con una pluma contra una navaja.

Hay una balanza interna de cobardía y valentía que decide con sapiencia, desde arriba.

Piedra papel y tijera...


Esconderse. Recatarse. Medirse.
La lucha esta es contra la pasión interna que ordena salir, defenderse... hace algo! Deci algo! Che! Que tenes sangre de orchata?
No, instinto no, no es por comodidad... es solo cuidarnos a los dos.

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