martes, 15 de junio de 2010

La soledad.

Siempre hay alguien alrededor.
La compañía es constante en mi vida, aunque me aleje siempre alguien se me acerca.
No quiere decir que no sienta soledad.
Uno esta acompañado en lo físico, distancia lineal a otros.

Muchas veces se desea la soledad para estar acompañado por uno y disfrutar el ser uno mismo, sin explicaciones, sin aclaraciones. A veces para llorar sin tener que explicar, o solo para pensar sin que nadie lo interrumpa. La soledad deseada es agradable, es agradable estar con uno cuando uno es buena compañía. Se llega a viajar kilómetros o a desconectar el timbre y los teléfonos para que nadie interrumpa el encuentro con uno.

A veces se desea la compañía y la compañía satisface.
Otras veces se esta acompañado por un montón de gente que le quiere y sin embargo la soledad esta presente porque ni siquiera la compañía propia lo sostiene.
La verdad cruel es que por mínima que sea la distancia a otros, tal vez solo nos separe el micrométrico espesor intraatómico de las partículas de la piel, estamos solos solos solísimamente solos con nosotros.
Hay soledad desagradable.
La desnudez del alma es solo vista por nosotros y sin disfraces nuestra vulnerabilidad nos aterra.
Nadie puede acompañarnos en la vida. Habrá alguien al lado, que nos hará reír o sufrir, no tiene importancia en el fondo, nos entretendrá, nos iluminará u oscurecerá su presencia, pero no será parte de uno, estará con uno que es distinto.

No se como harán los filósofos angloparlantes para diferenciar entre el ser y el estar solo con el to be.

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